lunes, 2 de mayo de 2011

Las niñas perdidas de Cristina Fallarás

Debido a un momento de asislamiento estudiantil no querría dejar de escribir por tanto tiempo. Por ello os dejo una crítica personal de un libro que acabo de leer.


Las niñas perdidas
Cristina Fallarás
Roca editorial | Barcelona | 2011 | 194 páginas | 15 euros

Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968), periodista y joven escritora cuyas obras no fechan más allá de 2002. Periodista de reconocido prestigio en medios como la Cadena Ser, El Mundo, El Periódico de Cataluña, RNE o el diario ADN entre otros. Entre sus obras destacan Rupturas (Ed. Urano, 2003), No acaba la noche (Ed. Planeta, 2006) o Así murió el poeta Guadalupe, pero es, sin duda, esta última, y de la que aquí hablamos, la de mayor éxito. Prueba de ello es el Premio Internacional de novela negra L´H Confidencial 2011.
Las niñas perdidas comienza narrando dos historias paralelas contadas desde una perspectiva crítica de la actual Barcelona no turista, ya que se desmarca presentando el deterioro de esta, convirtiéndola en residencia de yonkis, prostitutas y traficantes de droga. Por medio de metáforas bien llevadas y lenguaje coloquial la autora cuenta la historia de dos niñas desaparecidas en misteriosas circunstancias. La aparición del cuerpo sin vida de una de ellas obliga, por medio de una petición de valor muy sustancioso, a la protagonista, una periodista embarazada y exdrogadicta, a buscar a la otra menor. Los hechos se van sucediendo alrededor de 44 capítulos y de casi 200 páginas de intriga que se centran en la búsqueda de pistas que vayan a dar con la razón de la desaparición de una de las niñas y la muerte de otra.
La peculiaridad de esta novela reside en lo irreverente e impactante de los capítulos intermedios que salen en cierto modo del hilo de la historia y en los que la autora, narradora en tercera persona de aquello que piensan, viven  y presencian los personajes, nos facilita manuales de curioso contenido que levantan al lector del asiento y, a su vez, sacando la historia de contexto pero, contradictoriamente, centrando el hilo conductor de los hechos.
Las vidas paralelas llevadas por los dos personajes principales de carácter profundo y con una entidad propia facilita la puesta en escena. Por un lado, la protagonista, Victoria González, mujer de gran carácter que se encuentra en un momento de su vida en el que el ser madre se le presenta como un reto y que el caso de las niñas desaparecidas se le presta además como una lucha por defender aquellos que va floreciendo en su vientre. Por otro lado, Genaro, un sicario con una vida perdida en las drogas pero que la historia de las menores se le refleja como el ejercicio de deberes que se debe a sí mismo y que se personaliza en los sentimientos hacia su sobrina. Ambos acompañados de sus “Sancho Panza”: Jesús, fiel acompañante de Victoria, y el alemán, vagabundo gigantón que hace de segundo de Genaro.
Todo ello, a priori, presenta los patrones básicos de la novela negra que se van dando a lo largo del escrito, pero que no deja de mostrar la incertidumbre hasta el final. Los sobresaltos y los cambios de perspectiva hacen las delicias del lector al sentirse uno más de la trama. La presentación de los ambientes en los que transcurren los hechos lleva a la imaginación al lugar exacto que las palabras de la autora intentan mostrar y de esta manera es sencillo acercarse al contexto de la historia. De fácil lectura, esta novela presenta a su vez problemas  sociológicos que en todo momento están presentes en la lectura. De tal manera y con todo ello el lector asiduo de este género verá en este libro todo lo necesario para disfrutar con cada una de las letras.

Borja Ordóñez de la Llave

miércoles, 6 de abril de 2011

Becarios a coste cero


Fuenlabrada, 6 de abril de 2011. En el mundo laboral muchas son las personas que ocupan hoy en día puestos de trabajo que, en un gran número de veces, no le son remunerados y que, siempre, se contemplan como aspectos que generan beneficios a las empresas. Estas se aprovechan de la inexperiencia de jóvenes becarios que han dedicado una parte de su vida a formarse en una determinada materia y que se prestan deseosos a cualquier pequeña oferta que les asegure dedicarse a “lo suyo”.

Con el paso de los años se ha producido un descenso progresivo en la demanda global de becarios por parte de las empresas, ya que, según el Centro de Orientación e Información de Empleo de la Universidad Complutense de Madrid, este reclutamiento ha descendido de 395 convenios en el 2008 a 250 en 2010. A pesar de ello, el sector de la información es uno de los más demandados, cosa que contrasta con las encuestas realizadas a jóvenes cuya carrera universitaria finalizó al final del curso pasado. El trabajo sigue sin aparecer, las oportunidades cada vez se cuentan con menos dedos de la mano y la desilusión reina en las expectativas de aquellos que empezaron con los deseos de ser los más grandes en lo que, en su día, decidieron aprender.

Mientras tanto, las posibilidades ofrecidas siguen sin estar al nivel del esfuerzo realizado. Tal es la complicación, que incluso buscar noticias que hablen del tema becarios en los medios resulta una tarea ardua, de tal manea, que Wyoming es lo único que sale junto a la palabra becaria. Lástima que una broma a Intereconomía sea de lo poco que se sepa de la figura de aquel que busca empezar.
Borja Ordóñez de la Llave.

domingo, 3 de abril de 2011

La prensa gratuita echa el cierre

 Fuenlabrada, 1 de abril de 2011. El cierre que se ha producido en esta semana del acceso totalmente gratuito de la web del periódico The Times, diario de gran importancia internacional y que sirve de guía en muchas de las novedades que se incorpora en parte de la prensa de todo el mundo, deja en el aire una incógnita sobre el futuro de páginas como la de El País, El Mundo o AS, entre otras. Estos son ejemplo de contenido en red que, si continua y triunfa su comercio, pueden estar frente a su decadencia.

El fin de lo gratuito, teniendo en cuenta las penurias que vienen acompañando a la prensa escrita desde la aparición de las noticias por la red, va a dejar a un lado la facilidad con la que los usuarios entran y salen de las informaciones que vierten estas páginas. La pregunta es: ¿cuánto va a pesar esto en una sociedad que de por sí no reclama lo que acontece a su alrededor? La respuesta tendrá que esperar a los resultados de audiencia que se vayan obteniendo, pero en caso de que estos no favorezcan a los medios, la incógnita será qué regalos ofrecerán estos para captar lectores.

En los tiempos que corren en los que la crisis económica mundial ocupa la mayor parte de las preocupaciones en la sociedad actual, el cobrar por información no es una buena solución para incentivar lectores. La realidad no es otra que poco a poco “lo gratis” se acaba, la necesidad de ganancias económicas por parte de las empresas de comunicación acabará con los productos a coste cero. Está por ver si funcionará o los anhelos de los inicios de la prensa en web pesarán demasiado a las metas económicas.
Borja Ordóñez de la Llave.

domingo, 27 de marzo de 2011

El gen occidental

Fuenlabrada, 27 de marzo de 2011. La tranquilidad y la reflexión siempre han sido símbolos asociados a la cultura nipona. La actitud mostrada por la sociedad japonesa ante, en primer lugar, un terremoto de escala 8.9; en segundo lugar, un seísmo que arrasó con todo lo que se puso en su camino; y, en tercer lugar, la fuga en la central nuclear de Fukushima, todo en algo menos de 3 semanas, son un ejemplo de saber estar ante situaciones límite. El problema viene cuando aquellos que ven los toros desde la barrera son los que agitan y sobresaltan a la sociedad.

Las imágenes cedidas por la televisión muestran una sociedad pasiva ante lo que en occidente se pinta como catástrofe. Un pueblo en el que los restaurantes, los centros comerciales, los aeropuertos, las estaciones de autobuses u otros servicios públicos siguen su rutina y, así, presentan en los medios locales una ausencia de griteríos e histeria que, por desgracia, no están acompañados por los que viven la situación desde el salón de su casa.

De aquí el interrogante de qué hubiera pasado si lo ocurrido en el país del sol naciente se da en occidente. El gen del continente más antiguo de la historia universal se presta en ocasiones alterado e intranquilo. Las declaraciones del comisario europeo de Energía, Günter Oettinger, en las que afirmaba que el término Apocalipsis era la palabra adecuada para lo que estaba sucediendo en Japón, son un ejemplo de ello y contrasta con el de aquellos que miran y aceptan la calma triste de la vida, en japonés mono no aware.
Borja Ordóñez de la Llave.

domingo, 20 de marzo de 2011

La energía más cara del mundo


Fuenlabrada, 19 de marzo de 2011. La energía nuclear siempre ha ido acompañada de debates protagonizados por sus detractores y defensores. Estos representan una dicotomía social en la que se manejan conceptos de un precio demasiado alto. Las repercusiones que acompañan a los problemas en las centrales nucleares siempre han desembocado en desastres sociales que marcan de por vida a generaciones de personas. Imágenes de niños y adultos con defectos físicos han sido el reflejo de aquello de lo que a día de hoy se debate y, a la vez, de aquello que sustenta las bases económicas de muchos países.

La situación que actualmente se vive en Japón ha destapado, de nuevo, la polémica en torno a este tema. A lo largo de la historia se han producido numerosos desastres nucleares entre los que destacan el que ocurrió en 1979 en Three Mile Island,  Estados Unidos; el de Chernobil, en Ucrania en 1986 y el de hace unos días en Fukushima, Japón. Todos estos reflejan los problemas que acompañan a esta forma energética que tiene, solo en Estados Unidos, 101.216 centrales.

Los errores humanos de Chernobil o la catástrofe natural de Japón son ejemplos de la vulnerabilidad de estas centrales. No solo han significado desastres materiales, que lo han sido, sino que también han perjudicado a miles de personas. Por ello, el debate debe realizarse bajo esta perspectiva, teniendo en cuenta cuántas victimas ha arrastrado la producción energética. La necesidad de buscar alternativas que desvíen por otros caminos el desarrollo nuclear se prestan como bloqueo de más contaminación social.  Demasiado campo de actuación para algo que desemboca en tragedia.
Borja Ordóñez de la llave.

domingo, 13 de marzo de 2011

La responsabilidad social en manos ajenas


Fuenlabrada, 13 de marzo de 2011. La aparición de personas ajenas a la profesión en medios de comunicación ejerciendo el papel de informador ha lapidado la imagen de un oficio que supone una importante responsabilidad social. La figura del periodista con el paso de los años se ha visto inmersa en un atasco judicial que ha provocado que dicha tarea no haya avanzado en sus pretensiones de contar con una regulación profesional. A día de hoy, el panorama “periodístico” cuenta con demasiadas manos que ejercen esta responsabilidad.

Lo que algunos llaman “el cuarto poder” no puede residir en las manos de cualquiera; desempeñar esa función no es algo que permita dobles lecturas. Las pretensiones ansiadas por contar con un conjunto de normas que regulen principios tan necesarios como la veracidad a la hora de dar información o, mucho más importante, apostar por unas pautas comunes para desempeñar fielmente el papel de mostrar a la sociedad aquello que acontece en su entorno se están ralentizando hasta tal punto que aún no cuenta con una regulación de la profesión.

La lucha por englobar las necesidades para contar con una profesión que aúne todos los requisitos que cumplen otras ciencias respetadas y controladas por personas especializadas obliga a hacer un análisis de en qué manos se está dejando un servicio público como es el del periodismo. Las repercusiones sociales que esto conlleva se dirigen hacia una crisis social en la que la el trato inadecuado del contenido informativo reflejan las carencias cualitativas del trabajo periodístico no tratado como tal.

            Borja Ordóñez de la Llave.

martes, 8 de marzo de 2011

Vox populi


Fuenlabrada, 5 de marzo de 2011. Todos quieren lo mismo, pero nadie hace nada por cambiarlo y, así, acabar con una situación que se esta convirtiendo en debacle. Los momentos que se viven en Oriente Medio están adquiriendo un matiz desastroso. Lo que empezó como una simple revuelta popular, ya ha arrastrado a centenares de muertos y ha acabado con 2 regímenes políticos: Túnez, en primer lugar, y Egipto, en segundo lugar, fueron los primeros países de una lista que se va ampliando poco a poco. Libia, Bahrein, Argel o Yemen han sido otros, cuyos poderes se han visto tocados por el descontento social.

Las revueltas populares que ponían fin al régimen de Ben Ali en Túnez hacían que todas las miradas se dirigiesen hacia Egipto. Un faraón empecinado en no dejar su cargo acababa con la paciencia del pueblo egipcio y de las organizaciones internacionales.  Fue así, viendo que Mubarak no presentaba ninguna intención de dejar el cargo, cuando las potencias mundiales manifestaron su posicionamiento por primera vez.  “La transición en Egipto debe comenzar ahora” afirmaba el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, “solo los egipcios pueden elegir a sus lideres” finalizó en unas declaraciones en las que mostraba el apoyo estadounidense al pueblo egipcio. Pero el problema no venía con Egipto, la “guerra” civil desencadenada en Libia, el número de muertos provocados por las fuerzas pro-Gadafi en manifestaciones en contra del poder político o la posición cerrada del propio Gadafi a no abandonar el cargo han significado un cambio de rumbo en la incursión de las fuerzas internacionales.

Vista la situación, Mohamed Bouazizi, no hubiera imaginado jamás que sus protestas quemándose a lo bonzo provocarían el abanico de sucesos que se están sucediendo. “Es una luz que ilumina nuestra nación y el mundo”, es así como lo define su madre en unas declaraciones al diario británico The Sun. Es, sin duda, la situación que marcará el devenir de los países árabes de aquí en adelante. Este hecho es la viva imagen del malestar que se presenta en la mente de una sociedad que, ya cansada, decide tomar cartas en el asunto. A pesar de resultar extraño, lo que en su día llevó al joven tunecino a quemarse a lo bonzo, es consecuencia de algo que se lleva produciendo desde hace años. Los 23 años de Ben Ali en Túnez, los 30 de Hosni Mubarak en Egipto o los 42 de Muammar el Gadafi en Libia, lo dicen todo. Son poderes instaurados desde hace años, algo impensable en sociedades más asentadas. Bouazizi, un joven estudiante de familia humilde, es, por tanto, el primero que muestra el desacuerdo con las actuaciones del poder; es el primero que dice basta; es el primero que hace algo para acabar con una bola de corrupción política que con los años se iba agrandando.
El desarrollo de los acontecimientos ha tomado un giro de 180 grados con la actuación de las organizaciones internacionales. A pesar de ello, en encuestas realizadas a pie de calle, muchos son los que consideran que esta ayuda ha llegado muy tarde. La pasividad mostrada durante años ha servido de asentamiento para estos poderes que poco a poco han ido socavando el desarrollo popular. El enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres ha sido el reflejo de estas formas de gobierno. Ahora es el momento de tomar decisiones y medidas contra aquellos que han violado los principios básicos de los Derechos Humanos. Según la Organización de Derechos Humanos (HRW) los muertos ascienden a cifras propias de conflictos bélicos. La violencia llevada al extremo ha servido en muchos casos de herramienta para la defensa de un poder que todos se negaban a abandonar. “Yo no me voy a ir con esta situación. Moriré como un mártir”, afirmaba el dirigente libio en una entrevista realizada por una cadena del país, “los que se levanten en armas contra el país serán condenados a muerte” respondía desafiante en la misma entrevista.

La imagen mostrada por aquellos que lo tienen todo y se niegan a dejarlo es el reflejo de lo que supone el poder y a los límites que este conduce. Este, reflejado en un dulce que todos quieres y que luchan hasta la saciedad por mantener. Nadie quiere dejarlo en otras manos, todos lo quieren pasa si mismo. Es esto lo que ha provocado la situación que, a día de hoy, tiene un hueco privilegiado en los noticiarios de todo el mundo. Es el poder el que levanta un muro de piedra entre los que lo ostentan y aquellos que mediante sus votos lo ofrecen. Y a fin de cuentas, es el pueblo el que deber marcar la senda de un país, es la voz del pueblo la que se debe abrirse paso entre tanta prepotencia política.